domingo, 21 de febrero de 2010

La edición en los tiempos del cólera

El otro día un buen amigo me hizo llegar por correo electrónico una foto. A primera vista me hizo gracia, pero una segunda mirada hizo borrar la sonrisa de mi rostro. Quién sabe, a lo peor se trataba de una campaña de promoción de la lectura promovida por el Ministerio de Cultura (Gobierno de España).

No digo nada nuevo si insisto en la idea de que no corren buenos tiempos para la edición, ya sea en forma de libro pretecnológico o electrónico. El primero será engullido por el segundo, dicen, y el segundo morirá víctima de su propio ego devorado por la piratería, aseguro.

Qué nos queda, pues. Resistir de forma heroica, como lo hemos hecho en otras ocasiones. Recurrir a la resilencia, esa casi desconocida capacidad humana de encajar, resistir y superar las adversidades. La palabra proviene del latín resilere y aplicada a la sicología tiene que ver con la resistencia y adaptación del ser humano. Decía
Charles Darwin que no son los más fuertes ni los más inteligentes de la especie los que sobreviven, sino los más flexibles y adaptables a los cambios.

En mi devocionario particular siempre he tenido un santo protector. No es otro que sir
Ernest Shackleton. En 1914 este explorador británico de origen irlandés se embarcó en el Endurance junto con su equipo de marineros y científicos con la intención de atravesar la Antártida a pie. La crónica de su viaje representa en sí misma una historia sin igual en los anales de la supervivencia: el barco destrozado por la presión de los hielos, la tripulación abandonada a su suerte, el hambre y el desánimo, al límite de la capacidad humana.

Sin embargo, día tras día de esta angustiosa aventura, Shackleton guió a su equipo dando pruebas de ánimo, creatividad y perspicacia inigualables. Su actuación ofrece una lección de liderazgo de especial valor para el sector editorial, donde la competencia salvaje, los cambios rápidos y la constante demanda de innovación nos empuja a una brutal lucha por la supervivencia.

Sesudos estudios científicos aseguran que la resilencia es superior entre las mujeres que entre los hombres. A lo mejor viene de ahí el mayoritario predominio del sexo femenino en el sector editorial. Bromas aparte, creo que el próximo Sant Jordi me autorregalaré el nuevo libro del siquiatra Luis Rojas Marcos, Superar la adversidad. Como mis improbables lectores imaginarán no disponible en versión electrónica, aunque puede que se lo regalen gratis por la compra de tres bragas. No miraré en emule por si acaso, esta noche no me gustaría tener más pesadillas de las habituales.

3 comentarios:

Armando Liussi Depaoli dijo...

La buena letra tiene recompensa en ambos sentidos, el lector agradecido, una historia y el escritor, a éste.

Me agendo el libro, para abril o para antes de abril.

Saludos

Enrique dijo...

No seamos agoreros. De la misma manera que el P2P no "devoró" a la música - hoy hay más música que nunca, no menos - sino solo a los intermediarios de ésta, tampoco "devorará" a los autores de libros. Lo que hay que hacer es adaptarse.

La red proporciona muchas oportunidades para conectar con tus lectores y para proporcionarles oportunidades para que compren. Escribir es "enviar un mensaje en una botella" a través de un canal, ahora, ese canal se ha hecho más sencillo. Las editoriales que sepan entenderlo, sobrevivirán. Las que no, desaparecerán. Pero autores y libros, te puedo asegurar que seguirá habiéndolos.

José Cruz Rodríguez dijo...

Estoy totalmente de acuerdo, el mensaje y su creador nunca morirán. Cuando escribí el comentario estaba pensando en la leyenda de Acteón. Una de las versiones del relato cuenta que este cazador de Beocia alardeó de ser mejor cazador que Artemisa, por lo que ésta lo transformó en un venado que fue devorado por sus propios sabuesos. En ocasiones los editores nos perdemos en discursos petulantes, lo que provoca que nuestros más fieles seguidores, nuestros lectores, acaben abandonándonos. Como no nos espabilemos tenemos los días contados como intermediarios.

Saludos.

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