lunes, 8 de marzo de 2010

El discreto encanto de la edición digital

Cuando era niño había una pregunta que me inquietaba sobremanera: Y tú, de mayor, ¿qué quieres ser? Yo de pequeño quería ser artista plástico. Bueno, en realidad quería ser pintor, pero todavía no había descubierto que los pintores eran artistas plásticos, y que los peluqueros eras estilistas. Después me di cuenta de que mi verdadera vocación era ser escritor. Nunca gané ningún concurso de redacción en la escuela pero, a pesar de ello, seguía empeñado en hacer realidad mi verdadera afición. Recuerdo que un buen día el profesor de Lengua me llamó a un aparte y me dijo: “Sinceramente, creo nunca llegarás a ser escritor, pero por qué no pruebas con la crítica literaria. Seguro que llegas a ser un buen crítico.” Aquella conversación me puso de manifiesto el gran tópico de que todos los críticos, sean de la materia que sean, son artistas frustrados.
Pero mi particular bajada a los infiernos no finalizó aquí. Con el pasar de los años acabé dedicándome al ilustre oficio de editar. Al parecer hay una creencia generalizada de que los editores somos escritores frustrados. No sé si será cierto o no, pero el caso es que me lo acabé creyendo. Así las cosas, con mi autoestima por los suelos, mi cabeza volaba pensando que editar no era más que un oficio de incompetentes, mientras que escribir era como el nirvana. Últimamente me encuentro un tanto desconcertado. No sé que está pasando, pero cada vez abunda más lo contrario: autores que aspiran a ser editores. Dónde han quedado las opiniones del escritor y crítico literario inglés
William Hazlitt: “Es casi imposible convencer a un editor de que es un don nadie.” En fin, supongo que es el triunfo de la cultura IKEA del “háztelo tú mismo” en aras de una supuesta “democratización” de la cultura.
La edición digital tiene el morbo del exhibicionismo, algo que sin duda no tenía la edición de mesa. Lo que no tengo tan claro es si el autor reconvertido a editor está más pendiente del grado de provocación que produce su publicación que de la calidad de su obra. Yo por mi parte, a pesar de mi edad, sigo preguntándome qué quiero ser cuando sea un poco más mayor, pero todavía no he encontrado respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario