domingo, 14 de marzo de 2010

La edición invisible

A los niños pequeños les encantan los juegos de escondite. Tal vez el más famoso de todos es el sobradamente conocido Cu-cu... ¡Tras! Es muy habitual jugar con un bebé tapándole los objetos que tiene a la vista para hacerle creer que éstos han desaparecido. Detrás de este juego universal se esconde un fenómeno que los sicólogos denominan “descubrimiento de la permanencia del objeto”. Hasta los nueve meses aproximadamente, cuando el niño deja de ver un objeto piensa que ha desaparecido, incluso aunque lo ocultemos bajo un trapo delante de sus narices. Si él no lo ve, es que no existe. Por eso, cuando el objeto vuelve a aparecer, para él supone una sorpresa mayúscula, como si se tratase de un truco de magia. Y éste es el motivo por el cual no se cansará de repetirlo una y otra vez, porque con cada nueva ocasión experimentará la misma emoción. Primero se comienza por esconder objetos detrás de un papel o debajo de una sábana y poco a poco los niños comienzan a esconderse ellos mismos. Mi hija Paula pensaba que al taparse la cara con sus manitas y dejar de verme, yo tampoco podía verla a ella. En cierta medida ella creía que a ratos se volvía un poco invisible.
Creo que eso es lo que nos pasa a los editores de libros de referencia. Como el resto del sector no nos ve, nosotros mismos hemos llegado a creernos que no existimos. Vamos, que somos invisibles. Representamos a la perfección la definición que James Joyce daba de fantasma: “¿Qué es un fantasma?, preguntó Stephen. Un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia o por cambio de costumbres.”

Editar (bits o átomos) en España es llorar aunque, también en este caso, algunos lloremos más que otros. En un oficio en el que tanto se lleva la arrogancia, el éxito y el protagonismo van ligados al de la visibilidad de nuestro catálogo. Los editores que nos dedicamos a un tipo de publicaciones que no suelen aparecer en los suplementos culturales ni merecemos una triste reseña por nuestras obras, seguimos siendo fundamentales no sólo para el sector editorial, sino también para el cultural. Aunque parezcamos invisibles seguimos trabajando cada día llenando metros y metros de los anaqueles físicos y virtuales de la librerías existentes en el mundo.

La obra que acabamos de publicar en Amazon pretende acercar a los lectores los procesos actuales de creación de contenidos: tal vez el concepto más básico y, por contra, el menos estudiado de la edición. La edición de libros de referencia pasa, por norma general, absolutamente desapercibida. En el panorama actual del sector, el trabajo del editor cobra más importancia en función del protagonismo de éste, y en el caso del editor de contenidos, suele ser invisible. Parafraseando a George Orwell, todos los editores son iguales, pero lamentablemente algunos son más iguales que otros.

Por si no disponéis de un dispositivo de lectura Kindle y estáis ansiosos por leer “La edición invisible” también podéis encontrar el libro aquí
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