Mi infancia y la de otros muchos niños de varias generaciones transcurrió con los tebeos de Bruguera. Sus páginas alimentaron mi ilusión y fantasía haciéndome olvidar la España en blanco y negro en la que crecí. La editorial barcelonesa fue una fábrica de viñetas a través de cuyas ventanitas podíamos ver pasar la vida de la casposa sociedad española de las décadas de 1960 y 1970. Publicaciones como Tío Vivo, DDT, Magos del Humor, Pulgarcito, El Capitán Trueno o Jabato, sin olvidarnos de Historias Selección, Joyas Literarias Juveniles o Bolsilibros, supieron transmitir el gusto por la lectura a las clases más populares de la sociedad española.
En la actualidad el cómic se ha convertido en algo más elitista ya que, en mi opinión, está enfocado a un público más adulto. Es cierto que el tiempo de los jóvenes es ahora más limitado. Además, hoy en día hay mucha más competencia: la televisión, las videoconsolas o Internet en sus diversas fórmulas de consumo. No obstante, editoriales estadounidenses especializadas en cómic como Marvel, DC Comics o Image Comics han sabido ponerse al día y ya disponen de aplicaciones para disfrutar de las aventuras de sus superhéroes a través de iPhone o iPad. Asimismo, recientemente han aparecido nuevas iniciativas como la de Izneo, plataforma francesa especializada en la venta de cómics en formato digital que permite su alquiler on-line.¿Qué ha sucedido en España? ¿Por qué no hemos sabido adaptar ese patrimonio cultural a las nuevas tecnologías? Si algo me gustaba de Bruguera era la capacidad de actualizar sus personajes a lo que acontecía en el día a día. Recuerdo historietas como El atasco de influencias en la que se hablaba del tráfico de influencias entre familiares de la clase política española. Está claro que mis héroes de la infancia no llegarán a ver esa dulce convivencia del papel y el bit de la que algunos medios hablan. Me tendré que conformar con la reedición de los mismos a través de coleccionables. Menos da una piedra.
¡Gracias por todo y hasta siempre, Bruguera!
2 comentarios:
¿Por qué no hemos sabido adaptar ese patrimonio cultural a las nuevas tecnologías?
Esa es la pregunta clave de tu artículo. España es la cuna de las editoriales en español pero si no se adaptan a los tiempos del siglo XXI quedarán en el olvido.
Es preocupante y una pena
He ahí la clave. Tenemos un potencial editorial increible, un idioma que nos permite llegar casi a cualquier parte del planeta y nos dedicamos a llorar por las esquinas. Realmente da pena. No soy para nada religioso pero me viene a la mente la parábola de los talentos. Si es verdad eso de que deberíamos producir al máximo según los talentos que hemos recibido lo llevamos claro si seguimos perdiendo oportunidades. Lo malo es que lo que nos espera es el llanto y el rechinar de dientes.
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